LA CAPACIDAD INTELECTUAL Y CEREBRAL DE LOS GRANDES
"Alonso es el tío más inteligente que he conocido, debe tener más de 150 de CI..."
A mayor capacidad cerebral extra para pilotar, mayor talento al volante. Fernando Alonso, Schumacher, Senna, Prost... Su cerebro y capacidad intelectual les hace diferentes
"Es el tío más inteligente que he conocido", dijo de Alonso Adrián Campos (Valdrin Xhemaj/Reuters)
“La mayor parte de los pilotos tiene un talento divino dado por Dios, pero no hay muchos a los que les acompañe el cerebro que hace falta”, llegó a declarar Jackie Stewart, uno de los primeros pilotos de Fórmula 1 en valorar publicamente la capacidad intelectual al volante ¿Es el cerebro la clave que diferencia a los grandes de los verdaderamente sublimes?
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“Es el piloto más inteligente con el que he trabajado, aúna su inteligencia con un nivel supremo de talento natural, lo que arroja una potente combinación. Le permite hacer muchas cosas a la vez que pilota el coche. Proceso mucha información, y siempre está pensando en la estrategia”. David Temple, ingeniero de Fernando Alonso en McLaren, sintetiza una experiencia que también han podido escucharse de otros en momentos anteriores de su carrera.
Alonso, Schumacher, Senna, Prost… En general, los fuera de serie se han distinguido tanto por su especial talento al volante como por su singular habilidad mental. ¿Y cómo puede apreciarse dentro del habitáculo esta otra dimensión? La neurofisiología puede venir en nuestra ayuda para iluminarnos un poco mejor al respecto.
Los cerebros más inteligentes consumen menos
“El cerebro, cuando se pilota, es el músculo más importante”, explica el doctor italiano Riccardo Ceccarelli, reconocido especialista, por cuya consulta han pasado muchos pilotos de Fórmula 1. David Temple cierra ese círculo que un día le abriera a quien escribe estas líneas Adrián Campos cuando Fernando Alonso era un perfecto desconocido: “Fernando es el tío más inteligente que he conocido, tiene que tener un coeficiente intelectual de más de 150, verás algún día…”. Parece que el tiempo le ha dado la razón.
Diferentes estudios del cerebro con escáneres que utilizan la llamada “imagen por resonancia magnético-funcional” han permitido estudiar la actividad metabólica de los tejidos y las células cerebrales en los sujetos analizados. Y, paradójicamente, se ha comprobado que los cerebros más inteligentes consumen menos energía, como explica en neurocientífico Dean Burnett en su libro 'El cerebro idiota'. Cabría esperar que la regiones responsables de acciones específicas estén más activas al llevarlas a cabo. Al parecer, es todo lo contrario.
Según dichos experimentos, se detectaba actividad en el córtex prefontal salvo en aquellos casos en los que los sujetos estudiados dominaban el ejercicio. Es decir, utilizaban poco su cerebro cuando dominaban bien la materia. En realidad, los sujetos inteligentes sí presentaban actividad en esa zona, aunque solo cuando los ejercicios y tareas eran difíciles para ellos.
"Ni siquiera yo me acordaba de la pregunta"
Entonces, viene a la mente ese concepto tantas veces utilizado por Ross Brawn al referirse a Michael Schumacher y su "spare brain capacity" o capacidad intelectual extra para procesar múltiples estratos de información pilotando a altísimo nivel. Según Brawn, Schumacher “fue el que dio el primer paso porque tenía la habilidad para ello, era capaz de pilotar al límite y tener capacidad cerebral para hacer otras cosas a la vez”, dijo.
Sabine Kehm, hoy mánager de Schumacher, recordaba la anécdota de su época como periodista, cuando entrevistaba en una ocasión al piloto alemán durante unos tests privados. Mientras respondía una pregunta, un ingeniero le pidió que volviera a la pista de forma inmediata para hacer tres vueltas. “Se levantó, rodó sus vueltas, volvió y acabó de responder la pregunta exactamente donde la dejó. Yo no siquiera me acordaba ya de la pregunta que le había hecho”, relató.
"Creo que Alonso está en esa categoría"
Una de las conclusiones de los estudios que recogía Burnett también nos recuerda a las habilidades de los grandes ases: la inteligencia no es el producto de una región cerebral, sino de varias, todas ellas interconectadas entre sí. Quizás esto se ilustre bien en el caso de un piloto, que requiere habilidad para leer situaciones en pista, gestionar multitud de estímulos, analizar y sentir el comportamiento del monoplaza, la foto global de la carrera, la comunicación con el equipo y la gestión de la información…Todo ello, al límite y con el crono y los rivales como jueces.
Pero volvamos con Ross Brawn. “Tal y como ha ido evolucionando la Fórmula 1, los mejores pilotos no han de ser solo rápidos. Cada vez más, los mejores serán aquellos que puedan combinar un gran rango de habilidades, entender una carrera, y cómo trabajar para sacar el máximo partido de un coche. Y tengo la impresión de que Alonso está en esa categoría".
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