Alfa Romeo y Sauber, o cómo Ferrari y Marchionne venden gato por liebre
De ilustre tradición deportiva en el pasado, aunque sin tanto éxito en este deporte,
Alfa Romeo vuelve en un ejercicio de marketing distinto a la presencia del resto de fabricantes
"Una marca que ha ayudado a hacer la historia de este deporte, Alfa Romeo se unirá a otros grandes fabricantes que participan en la Fórmula 1", nos contaba Sergio Marchionne, presidente de Fiat Chrysler Automobiles, al anunciar la asociación de la marca italiana con Sauber. ¿Seguro?
En principio, que el nombre de otro fabricante automovilístico aterrice en la F1 es una una buena noticia.
Pero no debe caber a engaño. Su esquema en nada se parece al de otros grandes fabricantes presentes en la F1 y en otras especialidades. Porque por ahora se trata una mera operación de marketing que a los efectos se antoja una mano de pintura al último equipo de la parrilla. ¿De verdad Alfa Romeo es como Mercedes, Renault u Honda?
La cotización de Fiat Chrysler Automóbiles
Demos el voto de confianza de que Alfa Romeo fabrique sus propios motores en la F1 a partir de 2021. Pero de momento
la operación con Sauber es un mero patrocinio para intentar potenciar esa raigambre deportiva cercenada por el propio Grupo Fiat en las últimas décadas. Con el foco puesta en la cotización, Marchionne quiere transformar la política de producto de Ferrari en los próximos años –a la que se opuso Montezemolo y le costó el puesto-, y que en el mismo contexto quiere reforzar la imagen y presencia de Alfa Romeo.
Pero tampoco hace falta que Marchionne nos intente vender gato por liebre. Porque Alfa Romeo no vuelve a la Fórmula 1 para reverdecer grandes laureles deportivos. En primer lugar, su pedigrí es más bien modesto en la disciplina salvo los primeros años de prehistoria de este deporte. En segundo lugar, el acuerdo con el farolillo rojo de Sauber es
un mero aprovechamiento de sinergias con Ferrari que al equipo suizo le sabrá a gloria, pero en nada comparable a la dimensión en la que se mueven Ferrari, Mercedes, Renault y Honda.
Al menos, un equipo oficial al cien por cien
¿”Nuevo capítulo de una historia legendaria”? Si se trataba de tirar de pedigrí deportivo, vale, porque Alfa Romeo lo tuvo, aunque más bien fuera de la Fórmula 1. Vivir de los cortos éxitos de los 50 tiene un cierto recorrido. El marqués nos recuerda las hazañas de su antepasado medieval para sacar pecho. Pero Farina y Fangio ganaron con motores de preguerra y en los dos primeros campeonatos en 1950 y 1951. Como motorista hubo algún proyecto puntual en los 60, luego en los setenta con el Brabham, de Ecclestone. Poco más, desgraciadamente, y sus propulsores destacaron no tanto por su potencia, que la tenía, como por el peso y la sed de combustible. La época ‘wing car’ le dió la puntilla por su arquitectura inapropiada para aquella nueva generación de monoplazas.
La presencia posterior en la Fórmula 1 de Alfa Romeo siempre fue un quiero y no puedo. La segunda etapa, una travesía del desierto. El entusiasmo del genial Carlo Chiti contribuyó a la creación de un proyecto totalmente oficial, chasis y motor. Al menos desde 1979 a 1985 lo intentaron como mandaban los cánones. Incluso el equipo contó con el deseado y prestigioso patrocinio de Marlboro y Benetton. Hasta ficharon a Mario Andretti, quien a pesar de su veteranía creyó en la aventura. Pero ue un desastre deportivo para un fabricante con su pedigrí. Depués de cerrar el equipo, Alfa Romeo siguió suministrando motores a parias de la Fórmula 1 como el equipo italiano Osella, con una imagen tan embarazosa que en 1987 Fiat cerró definitivamente la historia. Hasta el anuncio de Sergio Marchionne.
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Como Infiniti con Red Bull
La presencia de Alfa Romeo con Sauber en nada se parece a la de Mercedes, Renault, la misma Ferrari, Honda… Fabricantes automovilísticos con su propia aportación tecnológica, grandes instalaciones, plantillas y presupuestos. Toyota, Porsche, Audi y Peugeot han hecho otro tanto en el Mundial de Resistencia. Varias marcas se están lanzando hacia la Fórmula E con su propio proyecto tecnológico. No es el caso de Alfa Romeo.
¿Lo era el de Infiniti con Red Bull estos últimos años? Aston Martin al menos ha sacado a la calle un superdeportivo con la firma de Adrian Newey.
Debe reconocerse que el Fiat Chrysler Automobiles ya va bien servido con Ferrari si de presencia en la Fórmula 1 se trata. Por ello, el acuerdo con Sauber convierte en realidad al equipo suizo en un Ferrari B. La unidad de potencia vendrá de Maranello como ya ocurre en el presente. Igual que sus pilotos, de confirmarse también la presencia de Antonio Giovinazzi con el fenómeno Lecrerc. En este sentido, el acuerdo es un acierto para foguear a este joven y espectacular talento.
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Otro peón político para Ferrari
Pero además de las indudables ventajas comerciales, Alfa Romeo-Sauber se convierte en un segundo peón para Marchionne en la partida que Ferrari juega con Liberty para redefinir el futuro de la Fórmula 1 y el peso específico del equipo italiano, tanto en lo deportivo como en lo económico. Ya tiene a Haas como otro rehén. Porque es indudable que las unidades de potencia híbridas han proporcionado un gran poder político a Ferrari y Mercedes, como se está comprobando en los últimos tiempos. La operación de Sauber remata la jugada y es otro buen movimiento para Marchionne en este sentido.
Hacía tiempo que el presidente de Fiat Chrysler había dejado caer su interés por la entrada de Alfa Romeo en la Fórmula 1. Obviamente, Sauber se antojaba un candidato ideal. Sin embargo, este verano se desmontó un soprendente preacuerdo alcanzado con Honda. Monisha Kaltenborn acabó fuera del equipo...
“La propia marca se beneficiará de compartir tecnología y conocimiento estratégico con un socio de la experiencia confirmada de Sauber F1”, nos dice también Marchionne. ¿Seguro? Entonces ¿Para qué está Maranello?