ASÍ SERÁ LA FÓRMULA 1 DEL FUTURO, SEGÚN MCLAREN
Monoplazas eléctricos que alcanzan velocidades de vértigo, circuitos espectaculares, integración completa de la inteligencia artificial… De esta manera imagina la estructura británica las carreras del futuro.
La Fórmula 1 llegará a un momento clave de su historia moderna en 2021, con la introducción de una normativa técnica que cambiará por completo la categoría con respecto a la actualidad. Este reglamento sería el primer paso hacia la Fórmula 1 del futuro, con unos monoplazas de aspecto futurista que irán evolucionando con el paso de los años hasta adoptar formas extremas.
McLaren Applied Technologies ha presentado su visión sobre la Fórmula 1 de 2050, el año en el que la categoría reina del automovilismo cumpliría un centenario. La inteligencia artificial, la autonomía, la electrificación y la realidad mixta se habrán hecho un hueco en la sociedad de este hipotético escenario y no podrían faltar en el mundo de las carreras.
El diseño de los monoplazas cambiará por completo. Al contrario de los escenarios futuristas que pueden verse en las películas, donde los coches voladores dominan las ciudades, los Fórmula 1 no volarán. McLaren no considera que los vehículos voladores sean una solución efectiva debido a la posible congestión aérea, contaminación acústica y mayor número de accidentes. Bastantes interrupciones en el tráfico aéreo pueden darse por un par de drones…
La normativa actual prohíbe los elementos aerodinámicos activos, con excepción del DRS, pero McLaren espera que esto cambie en el futuro. La búsqueda de una mayor eficiencia hará que el diseño de los coches sufra grandes alteraciones para maximizar su velocidad. Según señala la estructura de Woking en su concepto de monoplaza futurista, denominado MCLExtreme, los sidepods podrán expandirse y contraerse como las branquias de un tiburón blanco.
Los bólidos podrán alcanzar velocidades de vértigo, pues serán capaces de llegar a los 500 km/h en recta. En las curvas, los sidepods se contraerán para proporcionar una mayor estabilidad y control del vehículo. Apenas habrá elementos en la carrocería de los Fórmula 1, pues la mayor parte de la carga aerodinámica se generará gracias a un suelo y unos difusores de diseño complejo.
La inteligencia artificial será un elemento clave en las carreras debido a su completa integración. Aunque parezca un escenario muy lejano, ya está presente en la actualidad en forma de simulaciones, big data y ciencia material. El piloto del futuro recibirá menos información desde el muro del equipo y dependerá casi por completo de un copiloto dirigido por inteligencia artificial. El desarrollo de una IA potente e intuitiva será un factor diferencial en el rendimiento de los equipos.
Los pilotos estarán conectados a una inteligencia artificial a través de un enlace simbiótico en el casco y sensores repartidos por el mono. La IA aprende y predice las preferencias y pensamientos del piloto, además de ofrecer información en tiempo real sobre la estrategia y datos relevantes por hologramas. También identifica y entiende el estado emocional del piloto para ofrecerle consejos basados en su estado fisiológico y psicológico.
A pesar de contar con estas ayudas tan especializadas, no estarán disponibles para los pilotos durante toda la carrera. Habrá periodos en los que los competidores estarán totalmente aislados y no tendrá apoyo ni de la inteligencia artificial ni del muro. No se trata de un error, sino de una característica implementada a propósito con la que la carrera puede cambiar completamente y los pilotos tendrán que demostrar su talento.
La tecnología eléctrica cada vez está ganando más terreno en la automoción y McLaren que los vehículos de competición serán totalmente eléctricos en 2050. Los coches contarán con un pequeño motor eléctrico unido a una batería flexible con el potencial de amoldarse a la carrocería. Los de Woking se atreven a apostar por un reemplazo insólito del DRS: los bólidos podrían robar energía a los que tienen delante para atacar.
La complejidad de los motores eléctricos reside en el almacenamiento de energía. Los coches del futuro podrán recargarse sin cables, absorbiendo energía del suelo a través de un acoplamiento inductivo resonante. Las baterías de los bólidos serán capaces de cargarse hasta la mitad en 30 segundos en 2050, pero llegará un momento en el que una carga completa suceda en apenas unos segundos.
Con respecto a aspectos meramente estéticos de los vehículos, los aficionados podrán ver a los pilotos en acción a través de un cockpit transparente. Las emociones de los competidores serán proyectadas dinámicamente sobre la carrocería y los neumáticos. Las gomas estarán fabricadas con materiales auto-reparables con bobinas de carga inductivas.
¿Qué pasará con las paradas en boxes si los neumáticos se reparan solos y no hay gasolina que repostar? Aquí entra en juego la carga inductiva con la llegada del E-pitlane. Los monoplazas usarán sus acoplamientos inductivos para recargar las baterías, pero la estrategia dependerá de la velocidad a la que entren en el pit lane. A menor velocidad, mayor conexión de recarga. Tendrán que decidir si les compensa realizar un pase lento o dos pases rápidos para tener la energía suficiente para llegar a la meta.
No solo los monoplazas sufrirán grandes cambios en la Fórmula 1 del futuro. Los circuitos no tendrán nada que ver con los que existen en la actualidad. Las velocidades extremas de los bólidos permitirán que los trazados tengan brutales inclinaciones y desniveles, mucho más agresivas que en los óvalos del presente. El problema de los monótonos circuitos llenos de curvas de 90º grados estaría solucionado añadiendo pendientes espectaculares.
Los tiempos por vuelta más rápidos permitirán que los circuitos sean más largos, por lo que los aficionados podrán disfrutar de más puntos de acción, especialmente en los trazados urbanos. Esto no quiere decir que vayan a desaparecer los escenarios tradicionales, pues McLaren llega incluso especular con la idea de seguir corriendo en Monza, pero con un trazado que pase por el centro de Milán.
Los pilotos tendrán que adaptarse a las altísimas velocidades de la competición, lo que se traduce en unas fuerzas G mucho mayores que en la actualizad. Para poder soportarlas, los pilotos deberán estar más en forma que nunca, motivo por el cual su preparación cambiará por completo hasta alcanzar niveles físicos dignos de una nueva especie.
La indumentaria de los pilotos también sufrirá grandes transformaciones. Los monos de competición pasarán de ser un traje incombustible a tener muchas similitudes con la indumentaria de los pilotos de aviones de combate. Debido a las velocidades extremas de los monoplazas, estos nuevos monos están diseñados para asegurarse de que la circulación sanguínea de los pilotos se desarrolle correctamente.
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