Hamilton sigue siendo débil mentalmente
ANTONIO LOBATO
En la Fórmula 1 no siempre gana el más rápido. Tener más velocidad que tus rivales no es una virtud infalible a la hora de lograr una victoria. Si me dan a elegir, yo prefiero ser un poco menos rápido, pero capaz de no cometer errores. La mejor prueba de ello es lo que ocurrió en Mónaco. Lewis Hamilton ganó la carrera a pesar de sus problemas con los neumáticos. Max Verstappen tenía más velocidad, pero necesitaba un error del británico para poder ganar. Nunca llegó. A pesar de las dudas y la fragilidad mental que mostró Hamilton por la radio, no cometió ni el más mínimo falló. Ni una fisura a la que pudieran agarrarse sus rivales. En Mónaco eso ya es suficiente.
Admiro la entereza, la tranquilidad y la paciencia que demuestra en cada gran premio el ingeniero de pista de Lewis, Peter Bonnington. Además de lidiar con los datos y la tensión que genera una carrera tiene que trabajar de psicólogo para tranquilizar a su piloto. Hamilton ha mejorado en muchas cosas con el paso de los años, pero sigue siendo débil mentalmente a la hora de enfrentarse con alguna dificultad en una carrera. Amagó con entrar a hacer una parada extra porque pensaba que sus neumáticos no iban a llegar al final. Repitió hasta la saciedad el gran error que había cometido el equipo poniéndole los neumáticos medios en lugar de los duros que habían elegido sus rivales. Aseguró que no iba a llegar al final y que su rueda delantera izquierda estaba muerta... Treinta vueltas después su Mercedes, con esas ruedas, cruzó la línea de meta para firmar su tercera victoria en las calles de Mónaco, la cuarta victoria de la temporada, la 77 de su trayectoria en la Fórmula 1 que, además, pudo dedicar a su amigo Niki Lauda. ¿Fue un error de Mercedes elegir esos neumáticos? Sí. ¿Tuvo consecuencias? No. Al menos no en ese circuito donde adelantar sigue siendo extremadamente complicado.
Mercedes no comete muchos errores y cuando los comete, gracias a su superioridad mecánica o gracias a la fortaleza de su pareja de pilotos, se diluyen. Con Ferrari es bien diferente. Están por detrás en rendimiento y por tanto forzados a no cometer errores. Sin embargo, se equivocan y además lo hacen muchas veces. El del sábado con Charles Leclerc fue extremadamente costoso para el piloto monegasco, que corría en casa. Trató de compensarlo en carrera arriesgando desde la decimoquinta posición de salida, pero después de algunas maniobras valientes y arriesgadas, cometió un error y la carrera se acabó para él. Viendo los entrenamientos del jueves, Leclerc era la mejor opción de Ferrari, pero se volvieron a pegar un tiro en el pie. Ahora Mercedes ha ganado todas las carreras del campeonato y la única buena noticia es que no han acabado Mónaco con un nuevo doblete. Sebastian Vettel, que no gana una carrera desde el Gran Premio de Bélgica del año pasado, hace 15 carreras, logró la mejor posición del año de la Scudería al terminar segundo.
Pasó mucho más inadvertido Carlos Sainz, al menos para la realización que hizo invisible a uno de los grandes protagonistas del gran premio. Hizo una salida extraordinaria desde la novena posición y terminó sexto. El primero del resto del mundo si nos olvidamos de los intocables de Mercedes, Ferrari y Red Bull. Eso después de que su McLaren demostrase durante todo el fin de semana que no estaba con ritmo para entrar en la Q3. Carlos lo hizo. Lo logró a pesar de perderse la primera sesión de libres en un circuito donde la confianza sólo se logra dando vueltas. Cambió los reglajes de su coche en el último minuto y se metió entre los diez primeros con una vuelta que al verla sólo sientes escalofríos. Gracias a su esfuerzo, McLaren sigue siendo cuarto en el mundial de constructores y Carlos es el séptimo en el de pilotos.
La próxima carrera será Canadá, pero tengo pocas esperanzas de que algo cambie. Mercedes domina el campeonato mientras en Ferrari vuelan cuchillos. Algunos pesos pesados ya han caído en una remodelación interior que ya ha comenzado. El coche tiene defectos y el equipo se equivoca en cada carrera. En Fórmula 1 es imposible ganar si además de no ser el más rápido eres el que más errores comete.
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