LA CRISIS EN MARANELLO
Por qué Fernando Alonso tampoco podría ganar con este Ferrari
Tras el pasado Gran Premio de Mónaco se ha vuelto a constatar que los problemas de Ferrari a diferentes niveles necesitan algo más que el mejor talento al volante para ganar títulos
Fernando Alonso fue piloto de Ferrari entre 2010 y 2014, cuando le sustituyó Sebastian Vettel. (Reuters)
Nada se sabrá hasta Monza… si Ferrari sustituyera a uno de sus pilotos. En estos últimos meses se recuperaba en Italia la hipótesis de la vuelta de Fernando Alonso al equipo italiano, especulando con su retorno como ángel salvador ante la situación de la Scuderia. "El año pasado Ferrari tenía un buen coche y Vettel no supo sacarle todo el partido. Con el monoplaza de Sebastian de 2018, Alonso probablemente se habría convertido en campeón del mundo". Flavio Briatore siempre está al quite de su piloto y recogía tras el Gran Premio de España esa opinión extendida entre un núcleo de aficionados y prensa ante el rendimiento de Sebastian Vettel en la pasada y presente temporada.
Recientemente, el mismísimo Bernie Ecclestone insinuaba una posible retirada del piloto alemán. Su amistad personal invita a no perder este hilo, por si las moscas. Alonso de vuelta a Maranello se antoja así materia para la física cuántica, ya se sabe, aquello de las realidades potenciales. Nada hay, pero nada se puede descartar. Sin embargo, la referencia a Alonso sirve a estos efectos para plantear la situación de Ferrari, aunque sus poderes taumatúrgicos tendrían complicado revertir la situación en Maranello.
El pasado Gran Premio de Mónaco visibilizó crudamente de nuevo unas debilidades que el talento al volante tiene difícil reparar. Para Alonso también sería sumamente complicado batir a Mercedes con este Ferrari de 2019. Coche y equipo. Porque son varios los frentes abiertos para Mattia Binotto y los suyos: además de un monoplaza sin respuesta al W10 de Mercedes, se trata también de grietas en la capacidad operativa en otras áreas que ni Fernando Alonso podría tapar.
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Los errores inevitables
Hace solo dos años, Ferrari arrasaba en el Gran Premio de Mónaco, con pole de Kimi Raikkonen y victoria de Vettel con doblete incluido. Si la Scudería dió un paso adelante en 2018, son dos hacia atrás en la presente temporada con el SF90. Nada resumía mejor la situación de sus pilotos que los malabarismos de Vettel en la pista, tocando varias veces los raíles. La última en la Q3, donde tan visible era desde la cámara subjetiva comprobar los problemas de adherencia del SF90. En 2019, tanto Vettel como Charles Leclerc están sufriendo para exprimir su montura, siempre en el filo de la navaja de un monoplaza impredecible y sin grip.
"Tuvimos problemas para hacer funcionar los neumáticos, no consigues el ‘feeling’ que quieres y necesitas", explicó Vettel. "Especialmente los neumáticos delanteros, que no funcionaron. Hay que seguir explorando todo lo que podamos". Canción que se le escucha desde Australia. El alemán reconoció nuevamente el pasado fin de semana que Ferrari no comprende aún ni hace trabajar los neumáticos de Pirelli en su ventana adecuada. En realidad se trata del síntoma, no de la enfermedad. En Ferrari no la han diagnosticado todavía. Pero los pilotos no son los doctores para solucionar tan complejos problemas. ¿En cuántas sesiones clasificatorias ha fallado ya Leclerc esta temporada, por ejemplo, cuando atacaba a una vuelta?
En Mónaco, por primera vez en la temporada, Sebastian Vettel logró colarse entre los dos Mercedes. (Reuters)
El síntoma de impotencia
Conviene fijar la situación en sus justos términos. Ferrari no ha parido un 'hierro'. De hecho, hay consenso en que el motor italiano iguala o supera al de Mercedes, algo inconcebible hace solo dos años. Pero respecto a 2018, el SF90 ha retrocedido frente a un Mercedes W10 que incluso domina ya en Mónaco, una de sus peores pistas en los últimos años. Sin embargo, más allá de su capacidad técnica, Ferrari también está cometiendo errores de gestión incomprensibles. Como el de Leclerc en Mónaco.
Sorprendía cómo Binotto justificaba la rigidez de agarrarse a la realidad virtual sobre lo que ocurría realmente en la pista. En un equipo con la experiencia y potencial de Ferrari. Pero acertaba al reconocer que numerosas decisiones están justificadas por los riesgos necesarios para intentar batir a Mercedes. El síntoma de su impotencia. Se recuerdan entonces las dudas con las órdenes de equipo, enviar a los pilotos con gomas medias en Bakú en la Q2, lo que llevó a ambos a las protecciones aunque Vettel se librara de milagro. Las estrategias de carrera en Australia, China o España… Incluso una avería mecánica en la segunda carrera de la temporada que evitó una victoria. Mientras tanto, sus pilotos cuelgan bajo el gancho de un monoplaza errático y la formidable presión que les atenaza cada gran premio que pasa.
Un error de Ferrari dejó a Charles Leclerc sin opciones en la clasificación de Mónaco. (EFE)
¿Un virus en Maranello?
"Los de Maranello son demasiado lentos, aunque eso no es noticia, ya que llevan así ocho años". Briatore metió el dedo en el ojo después del pasado Gran Premio de España. El italiano conoció de primera mano la experiencia vivida por Alonso ("No les hagas caso, Pedro, siempre engañan...") en Maranello. Cabe plantearse la existencia de un virus que impide a Ferrari materializar todo su potencial humano, económico y técnico. Y cabe preguntarse también si, en semejante contexto, pilotos del calibre de un Alonso o Hamilton pueden revertir sus carencias. Lejos quedan ya los tiempos de Michael Schumacher, Jean Todt, Ross Brawn y aquella ‘testudo’ legionaria, aquel escudo que crearon para defenderse de las injerencias del mismísimo Montezemolo, con el alemán como cuasi 'team manager' de Ferrari.
Un piloto puede hacer maravillas en la pista, pero no milagros en el seno de las complejas estructuras técnicas y operativas de un equipo de Fórmula 1 actual. Hoy, Sebastian Vettel es una sombra de aquel intratable ganador de Red Bull. Hasta en lo anímico se le nota. De aquí, los nuevos rumores de retirada estos días. Fernando Alonso conoce bien esa frustrante experiencia, y en un equipo menos competitivo que el actual. ¿Volvería el piloto español a este Ferrari si surgiera la oportunidad? Habrá que esperar a Monza para saberlo.
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