Chase Carey quiere que el factor que determine el potencial de un coche en la Fórmula 1 de Liberty Media sea el talento del piloto que tiene al volante, no la ingeniería que entraña su capó. El presidente de la categoría reina siente que el rumbo actual no es el mejor, porque posibilita periodos hegemónicos como el de Mercedes AMG y esa dominación daña la salud del deporte.
La visión de Liberty Media entra en conflicto directo con la naturaleza de la Fórmula 1, que desde sus inicios se ha caracterizado por ser un laboratorio de pruebas donde la excelencia mecánica es recompensada con la victoria. Los nuevos propietarios quieren alterar este paradigma. No quieren suprimir la ingeniería, pero sí reducir su importancia.
Una voz que coincide con la de Liberty Media es la de Mark Miles, responsable de la IndyCar, quien en una entrevista con esta cabecera se refirió a la competición tecnológica como "enviar un hombre a Marte". Reivindicó que no hace falta contar con los últimos desarrollos técnicos para disfrutar de un buen espectáculo. "Yo no querría intercambiar nuestras carreras por las de la Fórmula 1. Cuando piensas en el valor del dinero, en lo que cuesta ser competitivo ahí y aquí, la IndyCar tiene mucho que ofrecer".
"Es importante que la tecnología forme parte del deporte", dijo Chase Carey en un encuentro con medios de comunicación en Barcelona, entre ellos SoyMotor.com. "Queremos tecnología e ingeniería, pero creemos que ante todo estén los pilotos. Que puedas tener una ventaja –con la ingeniería- pero que no sea decisiva".
"Queremos asegurarnos de que los pilotos sea, en muchas formas, el factor decisivo. Los ingenieros han jugado un papel demasiado grande. No queremos que se elimine el impacto de la ingeniería, pero sí que se reduzca y que los pilotos estén más al frente".
"Es como los costes. Si un equipo gasta tres veces más que otro, eso creará un desequilibrio competitivo. El motor y los costes son parte de la creación de un equilibrio competitivo. Eso es lo que hace que sea emocionante. Quieres que haya competición, que el actor secundario tenga opciones de ganar".
Carey concede que la fórmula actual, la del motor V6 Turbo híbrido, es ineficiente porque supone un incremento de costes para la competición. Confía en que el motor de 2021 sea una solución más saludable para el conjunto de la parrilla.
"Tuvimos una reunión hace unas semanas para tener un motor que sea más simple y probablemente no tan caro. Si nos fijamos en el motor de hoy, pienso que la mayoría reconocería que se ha vuelto demasiado complicado, demasiado caro. Un motor más simple, no tan caro, más ruidoso…"
Carey es consciente de que necesitará la colaboración de los equipos y de la FIA para que su declaración de intenciones se materialice en una realidad palpable en los años que están por venir, una situación que se anticipa interesante dado que en el paddock hay fabricantes que invierten centenares de millones de euros para ser competitivos.
El estadounidense no habla de medidas concretas; deja éstas en las manos de Ross Brawn y su equipo de ingenieros. Sin embargo, sus palabras sirven para conocer un poco mejor la visión que Liberty tiene para el devenir de la categoría reina del motor.
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