El beso prohibido entre Alonso y Hamilton
Antes de comenzar a sonar el himno inglés, Lewis Hamilton se giró en el podio para susurrar agradecimientos a Fernando Alonso, que medio sorprendido escuchó atento. Los dos íntimos enemigos, la pareja que dinamitó McLaren en 2007, han declarado su amor secreto este fin de semana en Abu Dhabi. ¿De adversarios feroces a colegones de primera? No tanto, s
ólo respeto cruzado y algo de estrategia, que en la Fórmula 1 todo cuenta.Primero deslizó el español a los medios ingleses que Lewis era un piloto especial, por encima del resto, de los que aprender. 'Es capaz de ganar con un coche inferior', virtud que el propio Alonso domina con maestría y que sabe le atribuyen. Hamilton, cortés, no tardó en responder con más coba y en su particular estilo presuntamente profundo, algo peliculero. Vino a decir que después de lo que habían pasado, así y todo, su amistad seguía fuerte, etc, etc...
Ayer, más vainilla tras su victoria, con mensajitos a la oreja en el podio y posterior declaración rotunda: 'Ganar teniendo detrás a uno de los mejores pilotos de la historia del Mundial es maravilloso'. Alonso ya a esas alturas sólo agradeció con la mirada, ya era suficiente.
Lo cierto es que entre ambos siempre ha habido respeto y que ha sido muy muy difícil sacarles una mala palabra de uno contra el otro desde que compartieron techo a golpes en la escudería de Ron Dennis. El asturiano siempre ha señalado a los gerifaltes de McLaren como los responsables del caos vivido y de su inadaptación al equipo, aunque realmente todo estalló por el fabuloso rendimiento que Hamilton dio en sus primeras carreras en la F1.
El novato se llevó por delante el orden establecido y ni la marca ni su compañero supieron controlar semejante tifón. Cuando Alonso se calmó, era demasiado tarde y tenía entonces que pelear contra un piloto fabuloso y contra su propia escudería. Aunque hay muchos detalles secretos que no se conocen de aquella fascinante temporada -Alonso pretende contarlos en el futuro en su esperado libro, cuando se retire-, el español y su gente siempre aseguran, en público y en privado, que con Hamilton nunca tuvo problemas personales, más allá de la lógica tensión y competencia de un año desquiciante.
No se agarraron por la pechera o, afirman, nunca tuvieron un choque como el que, por ejemplo, Massa sí protagonizó con Hamilton en Singapur, donde casi llegan a las manos. Decían incluso, aunque cuesta creerlo, que en plena tormenta alguna partida a la PlayStation jugaban y que posteriormente se cruzaban amistosamente por las calles de Ginebra. Este año su vicio común ha sido el golf, hablando mucho de sus avances en este deporte y también compartiendo juntos a veces un buen simulador. Las voces, los insultos, el odio cruzado fue con Dennis y sus mandos en una guerra inesperada que al piloto español le marcó el alma.
Ahora en sus piropos a Hamilton hay respeto, sinceridad y, de paso, un pellizco al actual dominador del Mundial.
Ambos, español e inglés consideran que Sebastian Vettel es un grandísimo campeón, pero todavía le sitúan en un escalón por debajo de su nivel. Le lanzan así una pulla de presión en ese microcosmos de rivalidad extrema entre los pilotos. Los dos esperan las respuestas del alemán cuando el Red Bull no sea un misil. Ahí será, si demuestra saber competir con un coche menor, cuando le abran la puerta del reservado vip de los mejores de la actualidad.PD: También Felipe Massa debe estar encantado con esta renovada amistad. Justo cuando más agrio es su enfrentamiento con Hamilton, Alonso más ensalza al inglés... Cosas de compañeros y sus particulares relaciones. Aunque el brasileño bien podría preocuparse, sobre todo, por su situación en la pista. En dos semanas en la carrera final del año, en su Sao Paulo querido, puede entrar en la historia negra de Ferrari si no sube al podio. Sería el primer piloto en 20 años en quedarse en blanco en la escudería, el tercero de la historia.
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