TRES CARRERAS SEGUIDAS EN EL PODIO
El 'milagro' de Verstappen o cómo Red Bull alucinó con sus malabares para llegar a meta
Max Verstappen firmó su primera victoria de la temporada en el GP de Austria, un triunfo que le sirvió para desquitarse de todas las críticas sufridas en el inicio de campeonato
Verstappen vuelve a demostrar su verdadero nivel. (EFE)
Max Verstappen dijo que podía ver sus neumáticos "abrirse" en las últimas vueltas del Gran Premio de Austria de Fórmula 1 mientras se aferraba a su primera victoria del año. Verstappen llegó a la cabeza de la carrera de forma inesperada aprovechando el drama que se desarrollaba al frente, con Valtteri Bottas retirado y Mercedes fallando en su estrategia con Lewis Hamilton en el período del VSC. Con los neumáticos como un problema para todos los monoplazas, Verstappen confesó que estaba haciendo todo lo posible por resistir los suyos bajo la presión de Kimi Raikkonen y Sebastian Vettel en las últimas vueltas. El holandés, muy criticado por sus errores al principio de temporada, acumula tres podios consecutivos y logró su primera victoria del año.
"Fue increíble", dijo Verstappen. "Fue muy difícil conservar los neumáticos. Realmente teníamos que cuidarlos, había un montón de ampollas. Logramos aguantar hasta el final. Es increíble ganar aquí con Red Bull en el circuito de casa y con tantos seguidores holandeses. "Tenía que ponerme al día con los puntos, así que hoy fue definitivamente un día muy bueno para mí y espero que podamos continuar así". El joven piloto ya se encuentra a tres puntos de su compañero, Daniel Ricciardo.
"Mantuvo la rueda trasera izquierda fría"
El holandés tenía que mostrar su calidad después de un inicio de temporada regular y lo hizo, en el mejor lugar, en casa de Red Bull. El joven piloto dio una lección de conducción y de conservación de neumáticos que pocos pueden hacer y mucho menos cuando tan solo tienes 20 años. Verstappen firmó unas últimas vueltas para enmarcar. El de Red Bull encaró el tramo final con su rueda trasera izquierda en un estado crítico por los blisters. Tenía que variar su conducción en cada curva. En las que perjudicaban esa rueda maltrecha el de Red Bull levantaba el pie y los Ferrari sedientos de victoria veían como se comían a Max en esas curvas. Pero su estilo agresivo no lo había perdido el holandés y en las curvas que menos sufría su dañado neumático, tiraba como un poseso para recuperar el tiempo perdido en los otros giros, haciendo imposible el acercamiento de los de Maranello.
Desde el equipo alucinaron con la conducción del de Hasselt. “Increíble. Mantuvo la rueda trasera izquierda más fría que la trasera derecha, y la trasera izquierda aquí es la que toma toda la carga en las curvas”. así calificó Christian Horner la machada de Verstappen sobre el trazado austriaco y su tremenda estrategia para conservar los neumáticos. El jefe de Red Bull reveló que el holandés cambió su paso por curvas rápidas. Verstappen fue capaz de manejar las ampollas de los neumáticos blandos que perjudicaron a su compañero de equipo Daniel Ricciardo y a Lewis Hamilton, para retener a Kimi Raikkonen y Sebastian Vettel y cerrar su victoria en el Red Bull Ring.
El director del equipo Red Bull, reveló que Verstappen cambió su enfoque de las curvas rápidas al final de la carrera una vez que le quedó claro que necesitaba cuidar sus neumáticos. "Constantemente estaba pidiendo información y controlando esos neumáticos y es por eso que no se llenaron de ampollas. Una conducción muy, muy madura para él".
En Mónaco todo cambió
Esa regularidad y velocidad es lo que le pedían en Red Bull pero siempre sin perder esa locura y agresividad que levanta a los espectadores de sus asientos y hace al piloto único. De hecho, tras un inicio decepcionante, ha conseguido recuperarse y ya se encuentra a tres puntos de su máximo rival, su compañero, Daniel Ricciardo, uno de los pilotos más difíciles de batir en la F1, bien lo sabe un cuatro veces campeón del mundo como Sebastian Vettel.
Este nuevo Verstappen que todo el mundo esperaba parece que comenzó en Mónaco tras la tremenda bronca de Helmut Marko y, como olvidar, esa amenaza de a la prensa, en Mónaco, de “dar un cabezazo a alguien” tras las continuas preguntas de la prensa por sus errores. Parece que ese amago de agresión con un toque irónico pero con visos de realidad y el rapapolvo del sábado centraron al holandés. A partir de ese momento tres carreras, tres podios. Un tercer puesto en Canadá, un segundo en Francia y una victoria en Austria para seguir con su progresión.
La actitud es lo que nunca cambiará pero no es algo malo. Es muy inteligente y sabe tratar muy bien cada problema como ocurrió en el pasado GP de Francia cuando tuvo el coraje de llamar la atención a los periodistas. Fue preguntado tras la carrera por el incidente del alemán: “Creo que la próxima vez que veáis a Seb, deberíais decirle que cambie su estilo, ¿sabéis? Porque, sinceramente no es aceptable. Eso es lo que se me ha dicho a mí, desde el comienzo de la temporada, así que creo que debería hacerse lo mismo (con Vettel)”. Esta forma de actuar demuestra que las críticas no le hacen precisamente más pequeño.
Supera un comienzo repleto de errores
Hace dos años, su victoria con tan solo 18 años dejaba anonadado a todo el planeta de la F1. Tan solo dos años han pasado. Con 20 y un inicio de temporada bastante mejorable, las críticas empezaron a llegar sobre su estilo de conducción y pensando que no tenía la madurez necesaria para ser campeón. En el GP de Austria volvió a callar a los críticos y demostrar que es un piloto especial y de los pocos que se ven en años. Aun así, su comienzo debió ser mucho mejor. En Melbourne le pudo la impaciencia y no escuchó a su ingeniero. En Bahrein falló en los entrenamientos, y tuvo el incidente con Hamilton. En Shanghai le pudo el ansia y se llevó por delante a Vettel. En Bakú fue el principal responsable del accidente entre los dos monoplazas austriacos y en Mónaco tuvo el error en los últimos entrenamientos libres que provocó que saliera desde la última plaza en el circuito hecho a medida para Red Bull.
El holandés ha sufrido esta temporada más accidentes que en toda la campaña pasada. Los reproches tanto de Christian Horner como de Helmut Marko han sido nítidos en el comienzo de temporada. Han sido muchas las voces desde dentro del equipo y hasta ex pilotos que han sugerido un cambio en la forma de pilotaje del piloto de Red Bull, que le falta madurez o le sobra "impaciencia" según Marko. “Nunca cambiaré porque es lo que me ha traído hasta aquí”, aseguró el holandés.
La línea que separa el éxito y el fracaso, en el caso de Max, es más fina de lo normal, pero tras cuatro años en el Gran Circo todo el mundo debería saberlo. Está claro que tiene que crecer como piloto y tiene muchas facetas por mejorar que irá puliendo, pero lo que nunca variará será su instinto, algo innato que el holandés lo demuestra cada fin de semana en los circuitos.
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